El 16 de marzo tocaba la última carrera de cara a el maratón de Paris, los 15 km de la relativamente famosa Metlife de Madrid me vendrían muy bien como tirada larga a parte de que la fecha era muy buena. El recorrido de esta edición era eminentemente descendente salvo ciertos puntos, lo cual me animó aún más porque necesitaba ese “chute” en una carrera después de un año nefasto por ahora, de 4 carreras que hice solo una salió realmente bien: el medio maratón de Alicante.
La recogida sería en el Palacio de Hielo un lugar que hizo de morgue durante la pandemia del COVID y que nos dejó imágenes muy duras. De hecho la Metlife del 2020 se canceló a dos días de decretar el cierre completo y el confinamiento. Pero vayamos a lo importante…. la recogida tuvo lugar en este pequeño centro comercial, recogí el dorsal rápido con una bolsa del corredor algo pobre pero esto ya va siendo rutina en las carreras de ciudades grandes como Madrid.
El 16 de marzo me despierto con un ligero malestar de estómago el cual hizo saltar las alarmas, no era demasiado molesto pero era una espinita ahí clavada. Desayuno ligero, visita al baño y al lío. Hacia un día de perros pero era de esperar en Madrid llevábamos 3 semanas de lluvia casi consecutiva y aún nos quedaban otras dos semanas. Lo bueno es que durante la carrera como mucho chispeó durante 5 min, después no cayó ni gota. Llego en metro a Cuzco donde tendría lugar la salida en Nuevos Ministerios ya se respiraba ambiente de carrera, dejo la bolsa en el guardarropa, caliento, último pis y para el cajón de salida. A las 9 empieza la carrera.
El metro de Cuzco
El primer kilómetro sería hasta llegar a Plaza Castilla con una ligera subida, del 1 hasta el 3 sería pasar por Tetuán hasta llegar a Cuatro Caminos, el kilómetro 2 y 3 eran descendentes con alguna pequeña subida así que aproveché para coger un buen ritmo sin venirme arriba demasiado. Del 3 al 4 era descenso todo, al llegar al 4 estábamos en Nuevos Ministerios y del 4 hasta el 7,5 era un largo descenso que nos dejaría en Cibeles. Mis sensaciones eran muy buenas y me estaba dejando llevar por un recorrido que era muy disfrutable y nada castigador, cuando menos me quise dar cuenta estaba a mitad de la carrera.
Lo peor de la carrera fue el tramo Cibeles-Colón-Alonso Martínez que era todo en pendiente ascendente aquí mi ritmo baja bastante y admito que me costó un poco pero sabía que lo recuperaría más adelante lo cual me hacía estar tranquilo. El tramo de Alonso Martínez hasta Argüelles eran 2 kilómetros de sube y baja, mas baja que sube, mi ritmo volvió a ser bueno. Al llegar a Argüelles ya estábamos en el km 10, en este momento sabía que ya estaba hecho solo tenía que disfrutar lo que quedaba. Subimos a Moncloa y bajamos por el Paseo Ruperto Chapi una larga recta descendente donde se alcanzaba una velocidad supersónica y así lo hice castigando los cuádriceps más de lo que debía pero esta carrera era para ir a por marca.
Al llegar al Paseo Camoens lo hacemos ida y vuelta bajando por lo que quedaba de Ruperto Chapi (otro tramo descendente) hasta llegar a la Avenida Valladolid una larga calle donde estarían los 2 últimos kilómetros, los 3 anteriores volaron como si nada. Agarro un ritmo decente y hago la avenida que era un poco ascendente sin problema llegando frente a Príncipe Pio y aquí esprinto para cruzar la meta situada en la explanada de Madrid Rio, cruzo meta con un registro de 1:16:34 en neto o sea a 5:06 min/km.
Las fotos del final no podían faltar
Esto era lo que realmente creo que merecía, una carrera que saliese a pedir de boca con un registro bueno. Mis sensaciones fueron muy buenas antes, durante y después de la prueba, solo deseaba que esto se repitiese en Paris.
Lo peor de la carrera fue que el servicio de guardarropa que fue algo caótico y lento estuve a punto de irme pero recordé que las llaves de casa las dejé en la bolsa, con lo cual tuve que esperar con frío y un poco de lluvia fina durante 1 hora, la ducha caliente de después me supo a gloria. Por temas de logística no nos pudieron dar las medallas ese día, teníamos que ir a recogerlas a no sé qué sitio, me tendré que pasar un día de estos.
Esta era la última prueba de cara a Paris, ahora con los ojos puestos en el gran reto del año, había que tomárselo con calma y mucha cabeza porque las piernas las notaba a punto.