Llegó el gran segundo reto del 2018. Aun conociendo Valencia y sabiendo en parte a que me enfrentaría ahí estaban las dudas y la incertidumbre, noviembre había sido un mes de no competir y de mente fría, había que mentalizarse.
Llegue a Valencia el 1 de diciembre sábado en compañía familiar en AVE, ahí estaba de vuelta a la ciudad de las flores esta vez para terminar lo que me propuse. Se respiraba un ambiente de pre-maratón, se notaba que iba a ser una fiesta, vi carteles en algunos puntos anunciándolo ninguna ciudad anunciaba estos eventos de forma tan llamativa, al menos de las que he visitado. Llegamos por la mañana y de ahí a la Ciudad de las Artes y las Ciencias donde darían los dorsales para la carrera, la feria era enorme no tanto como la de Roma, pero si muy grande. Recogimos el dorsal después de tener contratiempos con la organización porque no se podía acceder por ciertos accesos.
Pero una vez con el dorsal en mi poder solo quedaba ver la feria, la cual era bastante completa, compré un par de cosas y al hotel a hacer check in, el cual estaba al lado de la zona de salida y llegada ambas ubicadas en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El hecho de poder ver la pasarela por las que discurrían los últimos 192 metros de la carrera hizo que me viniese arriba, mañana a esas horas esperaba estar cruzándola.
Una vez en el hotel dejamos equipaje y nos vamos a comer por el centro de Valencia, en un restaurante valenciano genuino. Al terminar paseo por el centro y al hotel a descansar, no había mucho más que hacer, yo al menos quedé a la tarde noche con un conocido que vivía allí para tomar algo y volví al hotel a una hora prudente para dejar preparado todo para mañana y dormir pronto que iba a toca paliza.
Domingo 2 de diciembre
Llego el gran día, el día D: de disfrutar, de darlo todo, de sufrir y de DIVERTIRSE. Despierto temprano, la carrera empezaría a las 8:30, con lo cual me levanté un poco antes de las 7:00, estaba sereno y tranquilo, en estas situaciones hay que mantener la calma y pensar con cabeza fría.. Desayuno lo mismo de siempre, visita al baño y a la carrera. Ambientazo por doquier, si en la media había ambiente esto era el triple por lo menos. Llego a una hora prudente sin agobios y me dirijo a mi cajón de salida, me despido de mis familiares y al lío, mientras esperaba en el cajón de salida pasaba un voluntario ofreciendo vaselina de la cual cogí y me vino muy bien para afrontar lo que venía.
La salida por olas muy bien organizada, no hubo líos en ningún momento, yo me encontraba en la ola 4 o 5, salimos a las 8:35 muy buena hora también cuando antes empezase antes acababa.
La primera parte de la maratón, o sea los primeros 21 kilómetros discurrirían por una zona bastante desangelada sin apenas público y por avenidas muy largas pero todo era muy llano, los primeros cuatro parciales: salida-5-5-10-10-15 y 15-20 los pase a un ritmo constante y sin desgastarme demasiado rondando el 5:30 min/km, lo único que eché en falta es no hacer uso de todos los avituallamientos. Pasamos al lado del puerto y de la zona universitaria de Valencia la cual no tenía mucho encanto. A la altura del kilómetro 21 noté un pequeño desgaste como resultado de correr 21 kilómetros pero no me hizo aminorar y continué, pero esta vez haría uso de todos los avituallamientos hasta el final: el parcial del 21 al 25 que pasa al lado del río Turia fue llano y cómodo. seguí al ritmo previsto. Del 25 al 30 estaba ya más a dentro de la ciudad aquí empezaba a haber público y había gente animando, me encontraba sorprendentemente bien. Llegué al kilómetro 30 sin acusado desgaste, mi sensación era de venirse arriba pero aun quedaban 12 kilómetros, así que mente fría. En el kilómetro 32 pasamos un arco que ponía "Rompe el muro" el cual me motivo e hizo que continuase con mi ritmo hasta llegar al 34, del 34 al 38 tuve un bajón... corría y caminaba a partes iguales pasamos al lado del zoo de Valencia, aquí noté el desgaste y pensé que así iba a terminar la carrera. Llego al kilómetro 38 tomo el primer giro, donde pasamos por el centro de Valencia con su Plaza de Toros, aquello era una FIESTA literal público por doquier gritos, grupos tocando, gente disfrazada,... esta era la auténtica fiesta del maratón. Solo quedaban 4 kilómetros, lo de andar es que directamente me olvidé, me vine arriba quería vivirlo con toda la intensidad que podía, levanto el ritmo y vuelvo a los 5:30min/km llegué al kilómetro 40 pasando al al lado del rio Turia otra vez, pero esta vez había un pasillo de gente que nos aplaudía, animaba, gritaba,... casi te podían tocar y dar palmadas. Ese kilómetro y medio hasta llegar al museo de las Artes y las Ciencias fue de mis experiencias más maravillosas como corredor, no podías evitar llorar y emocionarte. Los últimos 500-600 metros fue otro subidón, ahí ibas dirección a la pasarela, ves el cartel del kilómetro 42 tomas la curva y ahí estás caminando sobre el agua en esa gloriosa pasarela que tantas veces vistes en fotos y algún día imaginaste correr. La llegada fue maravillosa.
En la pasarela gozando los 195 metros finales
¿Lo mejor de todo esto? lo había disfrutado más que sufrido ¿el tiempo? 3:53:25, estaba exultante era mi mejo tiempo en maratón, algunos diréis que no es un tiempazo pero a mi me sentó como la gloria misma. Después, vuelta al hotel, ducha, comida abundante en un Tagliatella cercano, recoger y a la estación Joaquín Sorolla a coger el AVE de vuelta a Madrid.
Mi tercera maratón cayó
No os podéis imaginar lo feliz que estaba... con todo, con esta carrera, con la vida que elegí, con correr y con escribir esta crónica aquí. En el 2019 me esperaban más reto pero el más grande sería... EL SIX STAR MARATHON, el cual comenzaría con Chicago.
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