Escogí Oporto porque a parte de que nunca la había visto quedaba cerca, una hora de avión y allí te plantabas. Decir que es una ciudad a la que fui sin expectativas y me sorprendió muy gratamente. Para un fin de semana es perfecta, es de estas ciudades pequeñas pero acogedoras, libres de turismo masivo y donde se respira mucha tranquilidad. Es conocida por sus famosos vinos y por tener librerías que son propias de cuento de fantasía, de hecho parte de Harry Potter se rodó en una de las librerías de Oporto: librería Lello, yo personalmente no soy muy fan de la saga pero para otras personas Oporto es un lugar a visitar si o si solo por esta librería.
Este viaje iba a ser un viaje familiar, íbamos a disfrutar Oporto en familia ya que ninguno habíamos estado, con lo cual ahí que nos plantamos en Barajas para salir a Oporto en un vuelo de las 19:30. El trayecto sería corto, llegaríamos para cenar y a descansar. Al llegar ya era de noche con lo cual lo único que se podía hacer era ir a dormir, estuvimos hablando con el recepcionista sobre la carrera, él iba a hacer la prueba de 5 kilómetros pero por un problema en el menisco se la iba a perder, cosas que a veces pasan.
Sábado 15 de septiembre
El día amaneció muy soleado y con poco calor, era idóneo para visitar la ciudad, empezamos por ver la estación de tren Porto Sao Bento, que estaba cerca del hotel, verla es gratis y es bastante pintoresca. Después pusimos rumbo a Torre de los Clérigos, no hace falta estar en muy buena forma para subirla, además desde arriba ofrece vistas completas de Oporto. Cerca de allí estaba la Librería Lello, con una gigantesca cola para verla no nos apeteció entrar así que de esto pasamos, fuimos directamente al Puente Don Luis y el paseo al lado del Duero, viendo las bodegas y los famosos barcos de Oporto: los rabelos, los cuales transportaban vino a otras localidades antiguamente.
Comimos cerca de por allí y de forma MUY abundante, cuidado con las cantidades en Portugal sobre todo fuera de Lisboa. Te dan comida para alimentar a 4 personas con pedir para 1 o 2, pero eso sí la comida fue deliciosa.
Visto lo más reseñable, solo quedaba la tarde para los asuntos de la carrera: ir de tarde a un centro comercial ubicado a las afueras a por el dorsal y ver la zona de llegada. Al centro comercial fuimos en taxi, la entrega fue rápida y pudimos dejar esta parte hecha, dimos un paseo una vez volvimos al Puente Don Luis (en taxi obviamente) para llegar al Jardim do Calem, aquí estaba ubicado el arco de llegada, la salida estaba ubicada cerca del Puente de Freixo, con lo cual la llegada y meta era distintas y había distancia entre ellas. Nos las ingeniamos para ponernos de acuerdo en como me dejarían y como me recogerían.
Una vez visto todo, volvemos en tranvía al centro de Oporto, coger el tranvía es toda una experiencia que recomiendo a cualquier persona que visite la ciudad, no es tan pintoresco y original como el de Lisboa, pero tiene un toque antiguo y bohemio que a mi personalmente me gusta mucho.
La noche la dedicamos a cenar ligero (bastante comí ya) y a irnos a la cama a descansar. Había sido un día de turismo bastante bueno sin caminatas más largas de las necesarias, pero mañana quedaba la mejor parte y descansar era muy importante.
Domingo 16 de septiembre
Día de la prueba, toca correr 21 kilómetros por Oporto, la prueba comenzaría a las 9:30 con lo cual a madrugar. El día lo podría definir de "raro" climatológicamente hablando al principio una espesa niebla es lo que nos encontramos nada más salir del hotel, la temperatura era suave óptima para correr. Imagino que este tiempo de niebla era típico aquí, ya que Oporto esta en la desembocadura del Duero. Me visto para la batalla, desayuno bien y al lio.
La mejor manera de llegar a la zona de salida fue en Uber que en Oporto funciona muy bien, nada más llegar, a media hora de que empezase, veo que la participación es modesta lo bueno es que no era agobiante, no pasaríamos de 5000 personas. Me coloco a la mitad de la fila, un poco antes, este es mi lugar favorito para colocarme en las carreras un espacio en el que iré cómodo y no me sentiré agobiado por los más rápidos.
Al dar comienzo la prueba, salgo con calma intentando coger un ritmo y manteniéndolo, no había mucha gente con lo cual no fue extremadamente difícil. Los primeros 5 kilómetros transcurren desde la zona de salida hasta el puente Don Luis el cual cruzaríamos y bordearíamos las famosas bodegas de vino donde habría gente pero tampoco es que animaran. Corremos por este lado de Oporto 6 kilómetros, con algunos subes y baja pero sin ser duro, fue correr 3 kilómetros para volver sobre los 3 corridos volviendo al puente Don Luis y devolviéndonos al otro lado del rio. Decir que lo curioso aquí fue el clima empecé con niebla, en el kilómetro 3 soleado, en el 7 vuelta a la niebla y en el 9 de vuelta al soleado, fue un vaivén de sol/niebla. Los últimos 10 kilómetros discurrían por el lado del río donde empezamos, primero vuelta a donde empezamos y después vuelta atrás en dirección al Jardim do Calem donde estaba la meta. En los 2 últimos kilómetros me esperaba de nuevo niebla, había sido una carrera rara en lo que a clima se refiere tuve varios cambios de clima en poco tiempo. Cruzo la meta bastante bien, no me encuentro demasiado cansado había sido una carrera rara pero buena. Mucho vaivén de ida y vuelta y a mi eso no me mola mucho en las carreras, he vuelto a ver el recorrido de la medio maratón y ha cambiado bastante desde el día en el que la hice. Si a esto le unimos el tiempo que hizo y que no había casi público en toda la carrera, salvo en la zona de las bodegas nos sale una carrera rara.
La medalla era bien bonita, el avituallamiento bien y el servicio post carrera decente. Volvimos al hotel en Uber donde me duche, me cambie, a comer y al aeropuerto. Compré vino de Oporto en el mismo junto con algunas galletas típicas. El fin de semana turístico había resultado muy bueno y la carrera algo rara, pero bueno experiencia que me llevo todavía me quedaba la medio maratón de Ávila y la media maratón y maratón de Valencia para terminar el año.
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